“Ahora es la era de la ansiedad”
W. H. Auden
La ansiedad es una emoción normal, que nos ha acompañado en nuestra evolución, como un componente esencial de nuestro repertorio de reacciones adaptativas que permiten nuestra supervivencia.
La presencia de un nivel de ansiedad apropiado resulta beneficiosa y favorece nuestra adaptación al medio; por el contrario, la ausencia de esta emoción ante situaciones o circunstancias ambientales concretas, situaciones que conllevan un cierto nivel de estrés o peligro, nos supondría una desventaja. Por otro lado, la presencia de un nivel excesivo, prolongado o inadecuado de ansiedad conduce, de igual modo, a una situación de desadaptación, hablamos entonces de ansiedad patológica.
La frontera entre lo que podemos considerar ansiedad normal y ansiedad patológica viene determinada en gran parte por el nivel de funcionamiento de la persona que la sufre. Si la ansiedad es tal que no permite dar una respuesta apropiada al estrés de la vida diaria, laboral o de las relaciones, se necesita ayuda, aunque ésta no tome necesariamente la forma de medicación. En la siguiente tabla se explicitan las principales diferencias entre lo que constituye ansiedad normal y ansiedad patológica:
ANSIEDAD NORMAL |
ANSIEDAD PATOLÓGICA |
Función adaptativa |
Dificulta la adaptación |
Mejora el rendimiento |
Deteriora el rendimiento |
Suele ser más leve |
Suele ser más grave, intensa y persistente |
Menor componente corporal |
Mayor componente corporal |
Suele ser una emoción reactiva |
Suele ser un sentimiento vital |
No afecta a la libertad (toma de decisiones) |
Afecta a la libertad (toma de decisiones) |
En la actualidad los trastornos de ansiedad son las enfermedades psiquiátricas más frecuentemente diagnosticadas en la población general, con tasas de prevalencia a los seis meses próximas al 16%. El tratamiento de la ansiedad incluye una amplia variedad de planteamientos terapéuticos, que abarcan desde distintas modalidades de psicoterapia hasta tratamientos farmacológicos específicos.
Si bien en la actualidad los fármacos antidepresivos, fundamentalmente los ISRS, están desplazando progresivamente la utilización de fármacos exclusivamente ansiolíticos, como las benzodiacepinas, como tratamiento de elección de los trastornos ansiosos, como el trastorno de pánico con o sin agorafobia, el trastorno por ansiedad generalizada o la fobia social, aquí nos centraremos de forma casi exclusiva en los tratamientos psicofarmacológicos ansiolíticos, por su papel central en el tratamiento de los síntomas ansiosos.
Se ha empleado un amplio grupo de fármacos en el tratamiento de la sintomatología ansiosa, desde fármacos barbitúricos, antihistamínicos, beta bloqueadores, o fármacos ansiolíticos no sedativos como la buspirona. Sin embargo, son las benzodiacepinas los fármacos que han constituido un tratamiento específico de la ansiedad y han desplazado el resto de fármacos ansiolíticos a otras indicaciones secundarias.